Ejemplos de uso del punto y aparte, punto y coma.
1
Los técnicos le informan que la
chica que está al otro lado del cristal no ha dicho ni
una sola palabra desde que
llegó. Al principio no le sorprende, tomando en cuenta los
horrores por los que ha pasado, pero al contemplarla desde el otro lado del falso
espejo, comienza a cuestionárselo. Está
desplomada sobre una silla de metal, con la
barbilla apoyada en una mano
vendada, mientras que con la otra traza símbolos
sin
sentido en la superficie de
acero inoxidable de la mesa. Tiene los ojos entornados y,
debajo de ellos, unas sombras oscuras magullan su piel; su cabello negro,
que lleva
recogido en un chongo
desaliñado, se ve sucio y sin vida. Es evidente que está
exhausta.
Pero no diría que está
traumatizada.
Mientras le da un trago a su
café, el agente especial del FBI Victor
Hanoverian
observa a la chica y espera a
que lleguen los demás miembros de su equipo. O al
menos su compañero. El tercer miembro fundamental de su equipo está en el hospital
con las otras chicas, intentando conseguir información sobre su estado y, si es
posible, sus nombres y sus huellas digitales. Otros agentes y técnicos están en la
propiedad, y lo poco que ha sabido de ellos despertó en su interior el deseo
de llamar
a sus propias hijas para
asegurarse de que están bien. Pero Victor sabe cómo tratar a
las personas, especialmente a los niños traumatizados, así que lo mejor es que siga
aquí, esperando para entrar y
hablar específicamente con esta víctima.
Alrededor de la nariz y de la
boca de la chica nota las marcas rosadas y apenas
visibles de la máscara de
oxígeno, y también puede ver las manchas de mugre y
hollín en su cara así como la
ropa que le han prestado. Tiene las manos y el brazo
derecho envueltos en vendas; el
agente puede seguir la línea abultada que dibujan las
que están debajo de la delgada
camiseta que alguien del hospital le dio. La chica
vestida con los pantalones de
cirugía verdes tiembla y mantiene los pies encogidos
para no tocar el suelo frío, pero no se queja.
Victor ni siquiera sabe su
nombre.
No conoce los nombres de la
mayoría de las jóvenes a las que rescataron ni de
aquellas que no alcanzaron a
salvar. Esta chica solo ha hablado con las demás, e
incluso en esa plática no se
mencionaron nombres ni ninguna otra información.
Solo..., bueno, algo que no puede definir como consuelo. «O te vas a morir o no, así
que relájate para que los
doctores puedan trabajar» no eran exactamente palabras de
aliento, pero así fue como parecieron tomarlas las otras chicas.
Ella se reacomoda en la silla y
extiende los brazos sobre su cabeza con lentitud
hasta que su espalda se curva
como la cuerda de un arco. Los micrófonos captan el
doloroso crujido de una
vértebra. Negando con la cabeza, se deja caer sobre la mesa,
apoya la mejilla contra el metal
y coloca las palmas contra la superficie. Está de
espaldas al espejo, de espaldas a él y a los demás que sabe que deben de estar ahí,
pero el ángulo ofrece otro
detalle de interés: las líneas.
Los empleados del hospital le
dieron una foto al agente; solo son visibles los
bordes de colores brillantes
que se asoman por la parte de atrás de sus hombros. Es
difícil ver el resto del
diseño, pero la camiseta no es lo suficientemente gruesa como
para ocultarlo por completo. Saca la fotografía de su bolsillo y la sostiene contra el
cristal; pasan la mirada sobre
el papel brillante y alcanza a ver del diseño en la
espalda de la chica. No sería relevante si no fuera porque solo una de las chicas no lo
tiene. Diferentes colores, diferentes
diseños, pero todos básicamente iguales.
—¿Cree que se los ha hecho él, señor? —pregunta uno de los técnicos mientras
observa a la chica en el
monitor. Esa cámara está posicionada al otro lado
de la sala
de entrevistas y ofrece una
vista ampliada de su cara, sus ojos cerrados y su
respiración lenta y profunda.
—Ya lo descubriremos.
No le gusta hacer suposiciones, especialmente cuando saben tan poco. Esta es una
de las pocas veces en su
carrera en las que lo que encontraron fue mucho más terrible
de lo que imaginaban. Está acostumbrado a pensar lo peor. Cuando un niño se pierde,
trabaja como loco, pero no espera encontrarlo con vida. Quizá lo desea, pero no lo
espera. Ha visto cadáveres tan pequeños que es increíble que haya
féretros de su
tamaño; ha visto niños que
fueron violados antes de que conocieran el significado de
la palabra, pero de algún modo este caso es tan inesperado que no sabe
qué pensar.
Ni siquiera sabe cuántos años
tiene la chica. Los doctores suponen que está entre
los dieciséis y los veintidós, pero eso no lo ayuda mucho. Si tiene
dieciséis,
probablemente debería estar ahí
un representante de protección al menor, pero ya
se
arremolinaron en el hospital
como un enjambre y solo complicaron las cosas.
Ofrecen
servicios valiosos y necesarios, pero eso no hace que estorben menos. Victor intenta
pensar en sus hijas, en qué harían si estuvieran encerradas en un cuarto como esta
chica, pero ninguna de ellas tiene tanto autocontrol.
°PUNTO Y SEGUIDO
°PUNTO Y APARTE
°COMA
Comentarios
Publicar un comentario